¿Sabías que para reducir el riesgo de escapes de peces o el hundimiento de balsas jaula la autoridad estableció nuevas exigencias para las estructuras de cultivo de salmónidos?
La Resolución Exenta N°1821 de la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (SUBPESCA) introdujo cambios en el diseño, construcción, operación e inspección de los sistemas de cultivo, impactando áreas como fondeo, balsas jaulas, redes y medición de datos ambientales, sobre la base de que las estructuras deben ser capaces de contener a los peces y evitar su fuga durante tormentas, marejadas u otras contingencias. Para ello, determinó diversas obligaciones a las empresas salmoneras, responsables directas de la seguridad de sus instalaciones.
Éstas incluyen verificaciones semestrales de los centros de cultivo, tanto de los elementos sumergidos como de los que están en superficie; certificación anual de las instalaciones por un especialista o entidad independiente; metodología rigurosa para medir factores que impactan las jaulas, como corrientes, vientos y olas; además de un sistema de trazabilidad de los elementos estructurales y la recomendación de evitar el uso de materiales “fatigados”.
Gerardo Cárdenas, gerente general de ALSUR Ingeniería, explica el desafío que presenta esta normativa para la industria, al demandar un sistema de identificación para todos los elementos de los módulos de cultivo. “Cada módulo puede tener alrededor de 127 pasillos, en promedio 50 líneas, 18 boyas, 700 flotadores y más de 400 pasadores y, en la actualidad, hay cerca de 3.500 jaulas en unos 350 centros de engorda activos en el país”.
Indicó que, para responder a esta exigencia, la clave está en la trazabilidad de las estructuras –desde su fabricación hasta la llegada al cliente, su uso en la operación y el posterior desecho o cambio–, precisando que es necesario establecer un formato global de codificación para facilitar la identificación y seguimiento. Además, se requiere un sistema digital centralizado para facilitar el acceso a la información, inspecciones de calidad previas al despacho de las estructuras y controles durante el proceso de instalación y operación, para conseguir así la trazabilidad desde la fábrica hasta el fin de la vida útil.
“Con una trazabilidad de las estructuras colaborativa, inteligente, bien sostenida, y comunicada entre las partes interesadas, es posible avanzar hacia una acuicultura más segura, eficiente y responsable, con un enfoque en la prevención y el control de riesgos”, enfatiza el ejecutivo.
Fuente y fotografía: ALSUR Ingeniería