SALMONICULTURA: EL PERMANENTE COMBATE CONTRA EL PIOJO DE MAR

Uno de los principales desafíos sanitarios que enfrenta la salmonicultura chilena es el piojo de mar o Caligus rogercresseyi, que es el tipo presente en Chile. Se trata de un ectoparásito exclusivamente marino que ataca la piel de varias especies de peces silvestres (como el róbalo, pejerrey y lenguado de ojo chico) y también a los salmónidos cultivados en las aguas del sur.

Estos parásitos tienen un cuerpo aplanado dorsoventralmente que les permite adherirse a su huésped presionando el cefalotórax en forma de escudo, como una ventosa sobre la piel del pez, causando serios problemas en la producción de salmónidos.

Se alimentan del mucus de los peces, piel y, probablemente, de sangre, produciendo lesiones por erosión y daño enzimático, pudiendo ocasionar fallas osmorregulatorias en su huésped. Estos piojos producen, además, una condición de stress que provoca una disminución en el sistema inmunológico, dejando a los peces más susceptibles a enfermedades secundarias, como bacterias y virus, afectando el crecimiento del huésped o factor de condición.

¿Cómo se combate? Las medidas para el control y mitigación en nuestro país consisten, principalmente, en el uso de fármacos que pueden ser administrados por vía oral o baños. Sin embargo, también se está poniendo atención en alternativas no farmacológicas, como el uso de mecanismos preventivos (lonas y snorkel), peces limpiadores, tratamientos mecánicos y térmicos. Con este tipo de terapias, se espera reducir el uso de medicamentos y mantener tratamientos más diversos y sostenibles.

Fuente: Sernapesca / Intesal

Fotografía: Sernapesca

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