El fotoperiodo es una herramienta bastante utilizada en la salmonicultura. ¿Por qué se aplica? Al igual que los humanos, los salmones tienen ritmos biológicos que afectan su actividad y desarrollo. En la naturaleza, la luz cambia durante el año, indicando momentos clave, como la reproducción y migración. Es así como, gracias a esta técnica, los acuicultores pueden regular la cantidad de luz que reciben los salmones en un tiempo específico, con el fin de influir en su comportamiento y crecimiento.
En la salmonicultura, el control adecuado de la duración de la luz y la oscuridad es un procedimiento clave, por ejemplo, para retrasar la maduración sexual. Si la maduración da inicio, el organismo del pez prioriza la utilización de los lípidos esenciales que normalmente contribuyen a la textura y sabor óptimos del filete en desarrollar las características sexuales y desarrollo gonadal, lo que se traduce en una disminución de la calidad del producto final que llega al mercado.
Asimismo, existen reportes científicos –principalmente de Noruega– que indican que los sistemas de fotoperiodo contribuyen en disminuir el tiempo de exposición de los salmones al piojo de mar. Y es que, al manipular el ciclo de luz en las jaulas, se induce a los salmones a nadar a mayor profundidad durante períodos de luz artificial intensa, manteniéndose fuera de la zona donde los piojos marinos suelen concentrarse (aguas superficiales).
Además, exponer cuidadosamente a los salmones a la luz durante ciertos momentos del día puede estimular su apetito y, por ende, aumentar la ingesta de alimento. Esto impacta el desarrollo físico del pez y permite también acortar el ciclo productivo.
En suma, encontrar la cantidad adecuada de horas de exposición a la luz en los centros de cultivo marinos de salmones se ha convertido en una necesidad fundamental para asegurar el bienestar y desarrollo óptimo de la biomasa.
Fuente: Enerpry