¿Sabías que El Niño altera las condiciones naturales del Océano Pacifico y el clima global, ocasionando un impacto significativo en las actividades productivas que se desarrollan en el ecosistema marino? Los eventos de este fenómeno provocan desplazamientos de grandes masas de agua más cálidas que aumentan el nivel del mar y la temperatura de capas superiores, pudiendo provocar bajas de oxígeno y floraciones algales nocivas, impactando fuertemente la pesca y acuicultura.
Según la FAO, los episodios de El Niño se relacionan con descensos en las capturas de varias pesquerías, como las del Pacífico septentrional y el Mar Meridional de China, afectando a especies altamente migratorias y pesquerías pelágicas costeras, como la anchoveta y la sardina en el Pacífico Oriental. Además, la infraestructura acuícola y los organismos cultivados también se ven afectados.
Nuestro país no es ajeno a este fenómeno. Adolfo Alvial, consultor experto en la materia y director ejecutivo del Club Innovación Acuícola de Chile, explica que El Niño provoca el desplazamiento de masas de aguas más cálidas y de menor concentración de oxígeno desde Oeste a Este en el Ecuador, desde donde viajan ondas costeras hacia mayores latitudes, en nuestro caso, desde el norte hacia el sur, observándose también ondas desde el noroeste. Estas masas de agua no son favorables para el cultivo de salmón ni tampoco de mejillón, entre otros.
Además, la mayor temperatura del agua y el aporte de nutrientes por ríos más caudalosos –debido a las lluvias más intensas– genera un mayor riesgo de floraciones algales nocivas, el que aumenta en época de primavera-verano por efecto de la luz solar. La preocupación en torno a este tema crece a diario, considerando que, con el aumento de temperatura que provoca el cambio climático, los eventos de El Niño tienden a ser cada vez más intensos.
¿Qué precauciones se pueden tomar? “Es muy importante nutrirse de información. Hoy tenemos modelos de pronósticos muy buenos que pueden ser de gran utilidad. Lo importante es mantenerse alerta, vigilando la magnitud y ruta probable de los episodios, dónde se están manifestando y cuándo podrían llegar a un lugar determinado”, dice el especialista. Con ello es posible “anticipar medidas” que permitan sortear de mejor forma las posibles bajas de oxígeno o florecimientos de algas que pudieran generar contingencias relevantes.
Fotografía: VESO